lunes, 15 de noviembre de 2021

El vuelo tranquilo de una nube

 


Estuve imaginando un lugar hermoso. Un lugar donde pueda estar haciendo las cosas que más deseo hacer. Ese lugar tendría que tener un clima exacto para el bienestar. Ese lugar tendría que tener tu presencia y también tus retozos incesantes, y claro, el restallar de tu sonrisa divertida. En el centro un surtidor de flores infinito y varios ríos de agua, un agua de oro y de plata mezclados con el sutil aroma de una tarde soleada.

Y al estar en ese lugar podríamos olvidar todo lo que ha pasado. Todo lo triste quiero decir, todo lo oscuro y sinsentido. Y entonces tú yo hablaríamos plácidamente de todo lo que este tiempo nos ha quitado. Podríamos inventar un mundo que de plano, se nos arrebató por culpa de la estulticia. En ese lugar te sueño, cada noche y cada día. En ese lugar nacen pues mis sentimientos puros y mis palabras justas.

Yo no puedo evitar imaginar que ese lugar existe. Y tampoco puedo evitar que en mi mente se dibuje el vuelo tranquilo de una nube. Sí, una nube rojiza que se aleja lentamente, dando al paisaje un aire de sofisticada nostalgia. Ver hacia el cielo como para encontrar tus ojos, tus ojos bellos, tus ojos dulces, hija mía!! 

¿En qué piensas cuando tu mente se abstrae? ¿Qué sueñas cuando el baile incesante de tus pupilas dormidas no descansa? Yo tengo en mi pecho las luces que tus manos dejaron en cada abrazo que me diste. También traigo, como un collar imperecedero en mi cuello, el peso muerto de tu cuerpecito cuando duerme. Ahora ya lo sabes, te amo. ¿Podrás quererme tú después de todo lo que pasó?

En ese lugar que imagino te pienso. Y allí se borra todo nubarrón que enluta tus sonrisas y anula a quienes se empecinan en alejarnos. El tiempo pasa inexorablemente y lo que hemos perdido no se repetirá jamás. Pero podemos viajar juntos hacia ese lugar que imagino y donde te pienso. Será un lugar para los dos, un lugar infinito y nuestro.

En los días más fríos vendrás a mi mente como una lámpara. Y envolverás mi abrazo como un bálsamo fecundo. Nos veremos a los ojos, y en esos ojos bellos y profundos dejaré que mi mente recree ese lugar hermoso que gracias a ti, existe y nutre mis momentos de lánguida soledad y de alegría perpetua, porque puedo pensarte!