lunes, 16 de septiembre de 2019

Onomatopeyas de la indefensión


      Onomatopeya te he llamado
                Desde que eres una letra virgen
               Una idea
         No eres nada que no sea cofrecito de ventanas
                      ¿Puedes ofrecerme llamas?
             Estoy seguro de tus mil cuerpos
                                     Sonido y fórmula
                          Conviérteme resonancia
                 En maleable dimensión
       Donde los dos seamos vacío
Pequeñas frases o chispas de la invisibilidad
Piezas más pequeñas de mí
Que tratan de explicarse






I
Sin hallarme
Puedo oler mi angustia
Pero no he leído mi rostro
Para que ninguno pueda hacerlo

El pecho desnudo contra el filo
La cara puesta para la próxima bofetada
¿Cuántos centavos vale la obediencia?
¿Cerca de quién estoy cuando callo?

Los rostros de los que mañana han de morir
Me han visto hoy con aroma de viviente
En sus estómagos apenas se han asomado los mendrugos

Y he visto la sangre negra sobre el asfalto rojo: llena de luz

II
Orfandades me rondaron siempre
Caí, tantas veces en la noche
Así una tarde, otros aromas me invadieron
y no eran recuerdos de sueños

Así viví salvaje comiéndome la niñez
Y empolvando mis horas con deleite

Y así navego sobre letras muertas
Camino y escribo
Sin otro destino
¿Qué dentelladas sufro?

III
Indefenso

Pequeñita alegre
Te llevaré mis manos y mis ojos

Indefenso porque no luché
Como un miliciano roto
Que no te arrebató sin llorar y riendo

Indefenso de mi sangre y mi llanto
Arrastrándome sobre cada minuto
Con el tedio de una larva angustiada que agoniza

Ni cruz ni látigo apenas
Un pan que no conoces y que nadie ve
Es lo que tengo para el alarido

Indefenso amor palabra maldita

Llorando, llorando nunca

Indefenso hiperboliza su mugrienta agonía

IV
En mi sudor resbala un mundo
Que respira libre y feliz

¿Quién puede ver mi sudor y el mundo
Solaz que dentro, único, gravita?

V
Aquellos días brillantes ¿volverán?
Las horas que tengo en mi nido
Todavía no se pudren y  lloran
Encantadas de la vida y sin luto próximo

Las horas que guardo en el nicho
En la guarida de lobo
Te esperan para multiplicarse de luz

VI
Maldita sea un poeta
Un verdadero hijo de puta
Que se la cree: escribe porque alguien leerá...

VII
Dos mil cinco
Qué diría Dante
Reiría, indefenso

VIII
Y ahora más sangre
¿Cuántas goteras traerá este invierno?
En un almíbar congelado
Se derrumbó mi última flor

Caminé bajo la lluvia pertinaz
De una ciudad empedrada
Tú, Antigua, tú que como una hostia
De fraile enfermo sacudió mis pétalos
Urdidos con labios ambiguos...

Y en ese desmayo tibio
Me hundí candoroso y sin ambages
Como un barco en un mar de leche
Al fondo de un océano con peces negros
Con ciudades escondidas
Con árboles profundos
Con algas en remolinos de piedra

No se escapa de la furia
Más indefenso que nunca...

IX
Tendré la sal y la espada

La risa que puedo arrebatar
No se congela nunca en estíos candorosos

De todas las frutas que volaron
Convertidas en aves
Sólo mi silvestría venial...
Que enreda venenos de fuego sobre mi carne sangrante

X
Vientre eras, rozabas ondeante nuestra imantación carnal
Ave nombrada o palabra única en donde omitimos dudas
Eternamente jardinizada, armoniosa, rota, dilatada, errónea...

Pausas enseñas ¡nunca sacudidas ardientes!
Rotundamente encinta no tendrás un vacío a gusto

Inclínate, niégame amor!

XI
(Adivinanza para Natalia)

“Encontraste lo anhelado, bah!
Una enervada limitación invadía tu osamenta
De él también, uff!

Mantras altos mutilan anatemas...

Ahora únicamente nos queda un encuentro
Lo esperaré deliciosamente unido, edad lúbrica, anhelo...”


Segunda parte

Amar un cuerpo

Ruptura dicta mi conciencia
En su heladez recóndita
Hender, hender, hender el grito

¿Cuántas noches seguiremos perdiendo?
En el color elástico de mi afrenta
Los cristales hacen sangrar tus ojos
Lenguas ininteligibles no logran sosegarme

Es media noche y he estallado
Quizá por ti
¿Qué otra cosa estoy buscando?
No me falta la alegría
Puedo seguir pero no fingiendo
Sudar siempre para sonreír
Y además volar pero desde una torre incierta

Ahora que nos hemos tendido las manos
Podremos volver al ruedo
Con más ternura que suavizará
Con más astucia pero la sangre revoloteando

Todavía estamos condenados a la venganza

II
Quieres devolver esa moneda
Porque puedes adquirir
Tan solo dolor con ella

Ahora que has comprado mi engaño
Puedo viajar en paz o llorar

Tú nunca hiciste pan
Pero yo buscaba migas en la escarcha
Y cuando volvía de no estar
Una profunda paz pudo envolverme
Mucho tiempo
Como tú querías
Como a mí no me importaba

Pero yo nunca
Llevaré divisas extrañas

III
Amar e indagar tu cuerpo
Las cosas vivas que dentro de ti
Palpitan a punto de involucionar
Retazos de muerte que las sombras
Incólumes destrozan y a carcajadas

Todavía hay sangre dije, todavía las búsquedas...

Pero no quise retornar a una venganza predicha
Ahogué placeres pero tras una cortina de agua

Amar e indagar tu cuerpo
Una sombra que me desquició
Una aguja que, chispa tras chispa
Profirió su veneno...

Pero salvarme me ha costado morir
Y estando muerto tus arañazos me torturan

En una de tus voces he encontrado
Diminutas y sinceras, flores de la extrañeza
Con un aroma que se perdió
Con unos pétalos que, iracundo, rompí

Amar e indagar tu cuerpo 
El coro diabólico y triste que amo
¡A más no poder!
El temor profundo de no saberte más
¡Como en un lejano planeta que no existe!

La estaca y el nudo atormentan mi pecho y mi garganta
Como una piedra hecha de sombras
Como una piedra pesada como la muerte
Todavía llegas pequeña, ilusa duplicada

En el oxígeno que bebo
En la morbidez de mi cultura

Debo soltar el estrangulamiento sin aire y sin sangre


Tercera parte

X
El hecho de ver hacia atrás
no es un fantasma siempre
es lo que camina bajo torrenciales lluvias
                                                          de alguien que no ha llorado

quizá solo es lo
que se recuerda bajo el agua
o lo pequeño que no puede exprimirse
                                                          como la muerte
cántenme una canción dioses
                                   porque ya no les temo
XI
todo es un truco- las musas simplemente gritan-
los poetas son un invento que se repite en voz baja
                                                                      cuando los relojes no avanzan

todos somos la fábula que un día                  
alguien recordó y dijo
               por eso la existencia nos denigra
                                    y la apariencia nos rescata

estamos en lo inverso de lo que no pudo ser
es mentira que el amanecer esté cerca
ni siquiera es verdad que sea de noche
no somos el sueño de nada
y no cabremos en la intención de despertar
                                               en un grito que salga de ningún bosque

XIII
Ya no seré afable para con el miedo
Nadie en el terror aplaudirá mi sombra
Todos estamos tremendamente solos en el universo
                                                                    Donde un pájaro canta

Todos los dedos señalan su nido
Soñando una etérea tibieza

Solo tenemos el placer de nuestra propia destrucción
Solo tenemos la carcajada de nuestra ruindad desquiciante

XIV
Hacia qué ventana he de correr
Para ver qué sol que no conozco
Con qué calzado he de tropezar
                                   Para luego no caer
Qué polvo me ahogará el aliento que no produzco?

Pero yo me veo atisbar por las montañas                 
                                               Deambular por las playas
                                               Hablar en las madrugadas de tormenta
Tal vez mis dedos empiezan a señalar un nido
Ave
Algún día yo también volé


XV

Surgió de entre los tallos de una flor
inconforme por la lluvia que la salpicaba
de esas gotas que le aparentaban dulzura
                                 quiso allí demostrar su terrenal
                                                         y audaz rebeldía

Sé que no debí buscarla aquella brusca mañana
o que no debió hallarme frente a frente
cuando ya las horas indicaban el calor o la desidia
pero ese fortuito tiempo me la inoculó violentamente

soy un animal en ella
       una nocturnidad de salvajismos
               insulto al universo desde sus raíces
                     arremete mi razón dejando sangre aún con vida
                                            entre los helechos del sutil olvido

con garras y fauces he devorado tantos besos
que son de savia
                                   de tréboles tronchados
                                               de respiraciones en pausa
                                                                      Oh, de lo que ella más desea!

no es para mí este negro placer enredado
qué hay por encima de la noche en que ella ruge?
qué soporta el día para sostener la rabia que me sustenta?
                       o es que solo habla un hígado envenenado y crudo?

todo el viento viene y vagabundea por mi piel secreta
toda la lluvia elabora un desértico crescendo de ilusiones
subatómicas en que las horas aquilatan una dulce malignidad
ya es la era de los cruentos forcejeos químicos

ella es enemiga del océano y del tiempo que maldice flores
ella es la señora de una miel hecha polvo de nostalgias malas
no debí conocerte bruja histórica
no entre mis sabanas con desvelo, con desvelo a manojos!

Pero sé que hasta en la estulticia nacen cogollos de sabiduría
Y que cuelgan frutas maduras en ese árbol olvidado

Ya no te vayas vahohumeante de las dulces sombras
Hay en tu navaja el placer de escaparse por entre las burbujas del sonido
por entre las ramas congeladas del vacío
                                                                     
Y por entre tus piernas que sexualizan la nada!